No sin mi osito




Ya hemos visto cómo las oficinas se transforman en fósiles, llenas de objetos llamativos, sacados de su escala y de su contexto habitual. Muchas oficinas podían convertirse en salas de juegos y gimnasio a la vez.
Pero, todo puede superarse, sin duda, la oficina se puede transformar en una gran juguetería con sus ositos de peluche.


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